El asesinato de JFK

Asesinato de JFK a color

Por Cristina Pozo

John Fitzgerald Kennedy fue el trigésimo quinto hombre en convertirse en presidente de los Estados Unidos de América y se encontraba en su tercer año gobernando el país desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington. El 21 de noviembre de 1963, él, su esposa Jacqueline y una comitiva de políticos, entre los que se encontraban John Connally, Nellie Connally y Roy Kellerman, salieron de gira por Texas. Al día siguiente llegaron a Dallas, y en una limusina descapotada, iniciaron un viaje de cerca de 20km hasta un edificio comercial en el centro de la ciudad, donde el presidente tenía previsto dar un discurso.

Al pasar por el Depósito de Libros Escolares del estado, al mediodía, sonaron dos disparos. Las balas alcanzaron el cuello y la cabeza del presidente estadounidense. Kennedy fue declarado muerto a la una de la tarde de ese mismo día.

En menos de una hora, la policía detuvo como autor del crimen a Lee Harvey Oswald, un trabajador del mismo depósito. En el momento de su detención, en la Plaza Dealey, no hacía nada más que gritar: “¡Yo no he matado al presidente Kennedy! ¡Yo no he matado a nadie! No sé nada acerca de eso”. Sin embargo, el 24 de noviembre, justo cuando iba a ser trasladado a prisión, Jack Ruby, el gerente de un club nocturno de la ciudad, le disparó a quemarropa. Cuatro años más tarde, Ruby murió bajo extrañas circunstancias.

Lee Harvey Oswald en el suelo tras su asesinato a quemarropa por Ruby en blanco y negro

Lee Harvey Oswald tras ser asesinado por Jack Ruby

Una semana más tarde, en un intento por devolver parte la estabilidad perdida del país, Lyndon B. Johnson, que pasó de vicepresidente a presidente en apenas dos horas, nombró una comisión para investigar el asesinato de su predecesor.

Guiada por el FBI, la llamada “Comisión Warren”, estuvo encabezada por Earl Warren, presidente de la Corte Suprema. La comisión concluyó tras 10 meses de investigación. El informe recalcó que Oswald actuó solo, y que disparó tres veces desde una ventana del sexto piso del depósito de libros. Uno de los disparos resultó fallido y, aunque los otros dos impactaron de lleno en el cuerpo del presidente, uno alcanzó también al gobernador de Texas, John Connally, y que sobrevivió al ataque.

La primera fotografía que os mostramos está extraída de un vídeo, captado por un empresario textil, Abraham Zapruder. Este tenía como intención grabar el séquito presidencial, pero al final fue famoso por captar el asesinato del ilustre y querido presidente.

Los norteamericanos no vieron el vídeo en su totalidad hasta 1975, cuando fue transmitido en el programa del periodista Geraldo Rivera “Good Night América”, de la cadena ABC, que compró la cinta. Aquí os dejamos el vídeo:

Las investigaciones de la comisión revelaron, entre otros temas, los planes de la CIA para asesinar a Fidel Castro, lo que le habría dado razones para mandar asesinar a Kennedy. Tiempo más tarde se conoció también que Oswald era simpatizante del comunismo y que había repartido panfletos buscando el apoyo al presidente de Cuba en las calles de Nueva Orleans. “Las actividades de Oswald ligadas a Cuba generan serias preguntas sobre hasta qué punto el asesinato fue motivado por su deseo de ayudar al régimen de Castro”, señaló el informe de la comisión Warren.

En 1992 el Congreso aprobó la Ley de los Archivos del Presidente John F. Kennedy, que ordenaba que todo el material recabado del caso fuera guardado en los Archivos Nacionales estadounidenses. En total se han reunido más de cinco millones de páginas, fotografías y grabaciones. En 1999 el Gobierno de Estados Unidos compensó a la familia de Zapruder con 16 millones de dólares, ya que le arrebataron la cinta que grabó el asesinato. El visionado de la misma le causó a Zapruder numerosos traumas, especialmente por momento en que parte del cuerpo de Kennedy cae sobre la limusina.

Más de cincuenta años después, la imagen estabilizada nos recuerda su asesinato, tan violento y chocante. Aunque hasta aquí hemos hablado de hechos fehacientes, en estos años las teorías conspirativas no han hecho más que crecer.

Kennedy y su esposa en el coche antes del accidente en color

Marcha presidencial antes del asesinato

Algunas defienden que el conductor del vehículo, William Greer, sabía que Kennedy sería abatido por un francotirador y que fue este mismo el que lo remató. Otras aseguran que Oswald no era más que un señuelo político. Hay investigaciones que creen que hubo más de un asesino, como defendió la viuda de Connally, que declaró que la bala recibida por su marido era distinta a las de Kennedy. Otros incluso que, dado su parecido físico con Kennedy, el policía J.D. Tippit fue asesinado para hacerse pasar por el presidente a la hora de hacer la autopsia.

La viuda del presidente de Estados Unidos, Jackie Kennedy, llegó a insinuar que el asesinato de su marido fue encargado por su vicepresidente, Johnson, para evitar las cuatro investigaciones criminales a las que estaba sometido: violación de contratos gubernamentales, prevaricación, lavado de dinero y soborno. Estas investigaciones, curiosamente, fueron cerradas cuando ascendió a la Presidencia.

La mujer del presidente Kennedy huyendo tras el tiroteo en blanco y negro

Jacqueline Kennedy huyendo

El director de cine Oliver Stone con su película JFK defendía que el asesinato había sido obra de la CIA y de los servicios secretos militares, que utilizaron a Oswald como chivo expiatorio. “Desde entonces, no podemos creer en nuestros líderes”, aseguró. Por último, hay teorías que salpican incluso a Israel. Al parecer, sus ciudadanos miraban con recelo la buena relación del presidente con los árabes.

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